Diversas personas se embarcan a bordo de un buque de la Segunda Guerra Mundial en lo que promete ser un crucero de placer, pero que no tarda en transformarse en un hervidero a la deriva que saca los peores instintos del ser humano, sin impedir que el ciclo de la vida se abra paso por su corrupta estructura. Una alegoría trascendente y radical, concebida por Kim Ki-duk con la intención de "dejar de odiar a la especie humana".